29 de diciembre de 2019

 

El diario acogió sus últimos artículos. Al acabar el año del 80 aniversario de su muerte, recordamos la colaboración del poeta y restablecemos su número definitivo

“En esa egregia Barcelona –hubiera dicho Mairena en nuestros días–, perla del mar latino, y en los campos que la rodean, y que yo me atrevo a llamar virgilianos, porque en ellos se da un perfecto equilibrio entre la obra de la Naturaleza y la del hombre, gusto de releer a Juan Maragall, a mosén Cinto, Ausiàs March, grandes poetas de ayer, y otros, grandes también de nuestros días. Como a través de un cristal coloreado y no del todo transparente para mí, la lengua catalana, donde yo creo sentir la montaña, la campiña y el mar, me deja ver algo de estas mentes iluminadas, de estos corazones ardientes de nuestra Iberia”. Con estas palabras iniciaba el poeta Antonio Machado uno de sus artículos en La Vanguardia, en plena Guerra Civil.

Cuando empezaron los bombardeos de la aviación franquista sobre València, Machado, que residía en Villa Amparo, en Rocafort (Valencia), se trasladó a Barcelona en compañía de su madre, Ana Ruiz, su hermano José, su cuñada Matea Monedero y sus tres sobrinas. No se sabe con exactitud cuando Machado llegó a Barcelona, pero el 27 de marzo de 1938 La Vanguardia lo saluda ya como fichaje. “Con don Antonio Machado nos llegan un escritor y un hombre. Bienvenidos ambos”, decían las últimas líneas de un breve escrito editorial. El trato era el de una gloria nacional. “Don Antonio, cargado de años, de laureles y de achaques, ha renunciado a su derecho al descanso y mantiene vivo, juvenil y heroico el espíritu liberal que informó su obra y su obrar”.

La Vanguardia había publicado unos meses antes un texto suyo: El poeta y el pueblo, que era el discurso que pronunció en València en la clausura del Congreso Internacional de Escritores. Aunque Machado llegó a Barcelona con una salud quebradiza, su actividad periodística fue relativamente importante. Además de los 29 artículos que aparecieron con su firma en La Vanguardia (en distintos estudios hemos encontrado cierta confusión sobre su número exacto), publicó otros en Hora de España, en el Servicio Español de Información y en Nuestro Ejército; hizo un prólogo para La Corte de los Milagros, de Valle-Inclán, y otro para Los españoles en guerra, de Manuel Azaña, e incluso escribió un poema dedicado al general Enrique Líster.

29 artículos

Entre julio de 1937 y enero de 1939 publicó en el diario 29 artículos. El último, antes de partir hacia el exilio, sobre el general Vicente Rojo, no llegó a su destino.

Desde noviembre de 1937 el director de La Vanguardia era el socialista cordobés Fernando Vázquez Ocaso, que había sido secretario de Juan Negrín, y a él cabe atribuirle el encargo a Machado, aunque probablemente siguió una recomendación de las altas esferas. El diario, incautado a la propiedad, estaba controlado por un consejo con representantes del Ayuntamiento, la Generalitat y el propio comité de empresa. Y aun así existía un control externo, como lo acredita que los días 17, 18 y 19 de agosto de 1938 el Ministerio de la Gobernación lo suspendiera “por contravenir las disposiciones del Gobierno y no pasar sus galeradas por la censura”.

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Fuente: La Vanguardia