Los espacios y la luz de su infancia en Sevilla se convertirán en símbolos de la lírica del excelso poeta Antonio Machado, del mismo modo que el ejemplo y la enseñanza familiar de aquellos primeros años marcarán para siempre su pensamiento y su compromiso: a través del abuelo, catedrático de Zoología en varias universidades y también gobernador civil y alcalde Sevilla; el padre, “Demófilo”, investigador que introduce en España el estudio científico del folclore; y la madre, Ana Ruiz, sevillana de Triana, presente en las felices infancia y juventud del poeta así como en los momentos amargos de la viudedad y el camino del exilio.