Contará con los profundos análisis de Alfonso Guerra, experto en la obra del universal poeta sevillano, y de las académicas de la Fernán González María Jesús Jabato y Monique Alonso

Será en otoño, la estación por antonomasia de la melancolía que tan inspiradora fue siempre para Antonio Machado, el gran poeta de España, cuando vea la luz el riguroso y amplio estudio elaborado por la Institución Fernán González y editado por la Fundación Caja Círculo que confirmará la condición de inédito de un poema que el autor de Campos de Castilla desechó para este libro, y que fue hallado entre la documentación que atesoraba José María Zugazaga, quien fue secretario de Manuel Machado, hermano del alma de Antonio, y cuyo fondo conserva y analiza desde hace varios meses la academia burgalesa. El estudio del poema, titulado ‘Las viejas de Castilla‘, contará con textos de Alfonso Guerra, especialista en el gran poeta sevillano y miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras; y de las académicas de la Fernán González María Jesús Jabato Dehesa y Monique Alonso.

«Es un estudio riguroso y revelador de tan importante hallazgo. Estamos muy satisfechos con el resultado», avanza René Jesús Payo, director de la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes. La ajada cuartilla que ha sido analizada en profundidad está encabezada por el membrete: ‘El catedrático de Lengua Francesa del Instituto de Soria’ y por unos versos del Hamlet de Shakespeare: To be or not to be that is the question. Whether ‘tis nobler in the mind to suffer (Ser o no ser, esa es la cuestión. Si la gente cree que es más noble sufrir…).Se trata de un soneto en alejandrinos escrito en tinta negra, cuyo título aparece centrado y entre guiones: -Las viejas de Castilla-. Y todo el poema, desde el primer verso hasta el último, evoca al Machado de Campos de Castilla.

Aunque habrá que esperar a la lectura del estudio por parte de la comunidad científica, es un poema repleto de términos e imágenes que están presentes en el citado libro de Machado, cuya primera edición data del año 1912 aunque las hubo posteriores: en 1917 volvió a darse a la estampa y en esa edición Machado incluyó más poemas. Hasta que ese estudio vea la luz, todo parece indicar ese soneto terminó siendo una suerte de apuntes, una fuente de versos que sí emplearía en otros poemas para dar forma a la que es considerada una de las obras cumbre de la literatura universal. Así, el arranque de este poema desconocido -Un día cabalgaba por la ancha carretera/ que va de Soria a Burgos…- remite inevitablemente el comienzo de la composición que dedicó a Azorín: La venta de Cidones está en la carretera/ que va de Soria a Burgos… Si bien se pueden establecer más relaciones de semejanza, como en el caso del maravilloso poema que Machado dedicó a su amigo José María Palacio, que es una nostálgica y luminosa evocación primaveral con el recuerdo de Leonor, su esposa muerta en la flor de la juventud, traspasando cada verso de la composición: En la estepa del alto Duero, Primavera tarda… En el inédito se puede leer: Por estos altos llanos la primavera tarda…

El Machado de Castilla. El texto inédito rezuma al Machado de Campos de Castilla de principio a fin con las referencias a la flora, a la fauna, al paisaje al clima: la tierra parda, el verdor que llega con la primavera, las blancas flores de los ciruelos, las ovejas, las cigüeñas, las abejas, el Moncayo, el frío cierzo. La llegada del poeta a Soria en 1907 marcó no sólo su vida, sino también su poesía. Como confesaría en el prólogo a la edición de Campos de Castilla de 1917, sus cinco años a orillas del Duero orientaron sus ojos y su corazón hacia «lo esencial castellano». Así, aquella poesía íntima pero simbolista que había dominado en su obra anterior desaparece; en su lugar, emerge otra empapada de la tierra castellana porque el alma del autor se ha identificado con su materia y con su espíritu. Y canta a esa tierra. La canta como nadie nunca había hecho. Y canta, también, lo que se pierde.

Cómo y cuándo llegó ese poema de Antonio Machado a manos de su hermano es una incógnita, si bien es de sobra conocido que la relación entre ambos poetas trascendía su condición fraterna, como si uno se completara con el otro y viceversa; se querían, se necesitaban, se admiraban. Les costaba ser el uno sin el otro, circunstancia de la que se ocupó la contienda civil española, que los separó para siempre. Es probable que Antonio sometiera al parecer de Manuel sus escritos, y que fuese por ello que ese poema terminara formando parte del archivo personal de éste, como sucede con otros poemas: en el Fondo Machadiano que conserva la Fernán González están los borradores de La tierra de Alvargonzález y de otros poemas manuscritos de Campos de Castilla.

Fuente: Diario de Burgos