Madrid, 3 de enero de 2020
La obra del escritor sevillano pasa al dominio público 80 años después de su muerte a la vez que la Biblioteca Nacional digitaliza su producción literaria y sus misivas
Es obvio que Antonio Machado era único. Aun así, ciertos días, se parecía bastante a los demás. Aquel viernes 11 de enero de 1929, por ejemplo, debía de sentir una frustración muy común. Todavía descansaba en Madrid, pero la vuelta a la cotidianeidad ya le amargaba la existencia. “Comienzo la carta que echaré, ay, en Segovia el Domingo. Porque mis vacaciones acaban sin remedio”, se lamentaba. Como cualquiera, incluso hoy en día. Pero, a partir de este año, los lectores pueden compartir mucho más que los sentimientos del poeta: tienen como regalo su obra completa.
El autor de Campos de Castilla y Soledades falleció en Collioure, en Francia, en 1939. Así que, 80 años después, sus escritos ya están libres de derechos de autor, como establece la ley. A la vez, la Biblioteca Nacional (BNE) ofrece desde hoy, online, prácticamente toda su producción. Manuscritos, portadas, primeras ediciones y decenas de documentos para leer y descargar. En esa marea, también navegan los cuatro folios que completan esa melancólica misiva de 1929, dirigida a Pilar de Valderrama. “Adiós reina y gloria mía, el corazón de tu poeta, inmenso para ti —y solo para ti— te acompaña”, escribe el autor a su amada.
La BNE, en realidad, ha publicado una lista con otros 180 autores que pasan al dominio público. “Hay artistas de todas las Comunidades Autónomas, desconocidos u olvidados, que merece la pena recuperar”, subraya Ana Santos, directora de la institución, que desde hace cuatro años recopila en enero los creadores libres de derechos. Aunque ella misma es consciente de que un coloso como Machado haría sombra incluso a otros gigantes de la literatura. “Rara es la casa española donde no haya una obra suya”, lo resume Manuel Álvarez Machado, sobrino nieto del poeta, presidente de honor de su fundación y uno de los herederos de su legado.
Continúa leyendo el artículo completo aquí.
Fuente: El País